Finlandia, Op. 26 

Durante la mayor parte del siglo XIX, Finlandia funcionó como un gran ducado autónomo dentro del Imperio ruso, pero en 1899, el zar Nicolás II impuso mano dura. Ese verano, los rusos cerraron un periódico finlandés tras otro. En respuesta, los finlandeses organizaron un espectáculo público, a beneficio del Fondo de Pensiones de la Prensa, que incluía cuadros dramáticos que ilustraban acontecimientos de la historia finlandesa. Fue un juego del gato y el ratón en el que los finlandeses impulsaron su agenda nacionalista mientras se escondían tras el objetivo caritativo de recaudar fondos para los periodistas ancianos. Jean Sibelius compuso música para acompañar la representación en Helsinki. Proporcionó una obertura, piezas que ilustraban cada uno de los cinco cuadros siguientes, música de fondo para acompañar las secciones habladas de conexión y un final titulado "¡Finlandia despierta!".

Su contribución podría haber quedado relegada fácilmente a las montañas de música ocasional para acontecimientos pronto olvidados. Pero, consciente de su valor musical, reformó la obertura y los cinco primeros episodios en sus Scènes historiques y revisó el final "¡Finlandia despierta!" para convertirlo en su composición más popular y duradera, el poema tonal Finlandia. Cuando se hizo evidente su poderoso efecto, los rusos prohibieron su interpretación en Finlandia durante unos años. Sin embargo, la pieza y su subtexto patriótico eran un secreto a voces y, en cuanto volvió al repertorio, los finlandeses la adoptaron como emblema de sus aspiraciones independentistas.

Fantasía escocesa para violín y orquesta, Op. 46
Preludio: Grave-Adagio cantabile
Allegro
Andante sostenuto
Finale: Allegro guerriero

Los asistentes a conciertos conocen a Max Bruch principalmente a través de su querido Concierto para violín nº 1, pero otras dos de sus piezas para instrumento solista con orquesta aparecen ocasionalmente: su Kol Nidrei para violonchelo y su Fantasía escocesa para violín. El aclamado violinista Joseph Joachim había estrenado el concierto, y cuando Bruch escribió la Fantasía Escocesa más de una década después, en el invierno de 1879-80, volvió a pedir consejo a Joachim sobre detalles técnicos.

Cuando compuso esta pieza en Berlín, buscaba un nombramiento en Gran Bretaña. En abril de 1880 fue nombrado director de la Sociedad Filarmónica de Liverpool, donde al año siguiente estrenó, junto con Joachim, la Fantasía Escocesa. Sostuvo que su pasión por los escritos de Sir Walter Scott inspiró esta pieza, comenzando con una sección lenta de apertura que, según él, retrataba a "un viejo bardo, que contempla un castillo en ruinas, y lamenta los gloriosos tiempos de antaño". Los tres primeros movimientos, interpretados prácticamente sin pausas entre ellos, adaptan las melodías populares escocesas "Auld Rob Morris", "The Dusty Miller" y "I'm Down for Lack of Johnnie". El final cita la canción "Scots wha hae", que se dice que hizo sonar (bajo su título original, "Hey Tuttie Tatie") el ejército de Robert Bruce en la batalla de Bannockburn en 1314, un encuentro decisivo en el que Escocia afirmó su independencia del Reino de Inglaterra.

Ciel d'hiver (Cielo de invierno) 

A Kaija Saariaho le atraían tanto las imágenes visuales que pensó en dedicarse a la pintura o el diseño antes de decantarse por la música. Tras estudiar en su Helsinki natal y en Alemania, se instaló en París, donde se dedicó a la composición electrónica en el centro de tecnología musical IRCAM. Allí desarrolló su sonido característico, que a menudo implica -o al menos sugiere- una interacción de instrumentos acústicos y electrónicos que tejen texturas sensuales y misteriosas a la vez. Una de las compositoras más destacadas de su generación, Saariaho ha producido una generosa obra que incluye cinco óperas y un oratorio, numerosas piezas a gran escala para voces con orquesta, obras sinfónicas y muchas composiciones para combinaciones de cámara. Ha sido galardonada con muchos de los premios internacionales más importantes de su campo, como el Grawemeyer Award, el Wihuri Prize, el Nemmers Prize, el Sonning Prize y el Polar Music Prize.

Ciel d'hiver tiene su origen en la obra orquestal de Saariaho Orion, de 2002, tres movimientos relacionados con la figura de la mitología griega que fue un cazador aventurero en la Tierra antes de tomar forma permanente como constelación celeste. En 2013 revisó el segundo movimiento para convertirlo en la obra independiente Ciel d'hiver, reduciendo la extravagancia de su orquestación original pero manteniendo la sensación de un cielo nocturno gélido en el que los motivos melódicos brillan y parpadean como estrellas en un marco de incomprensible inmensidad.

Sinfonía nº 7 en do mayor, Op. 105
Adagio-Vivacissimo-Adagio-Allegro
molto moderato-Allegro moderato-
Vivace-Presto-Adagio-Largamente
molto-Affettuoso-Tempo I

La Séptima Sinfonía de Sibelius nos introduce en el último periodo del compositor, durante el cual se preocupó cada vez más por reducir la música a lo esencial, logrando una sensación de espiritualidad visionaria. Trabajó en sus tres últimas sinfonías simultáneamente a partir de 1918, y la Séptima le ocupó hasta 1924. En un principio, Sibelius previó que esta última sinfonía se desarrollaría en tres movimientos separados, pero al final lo reunió todo en un único movimiento de unos 22 minutos de duración. La forma no era la tradicionalmente asociada a una sinfonía; de hecho, al principio tituló la obra Fantasía sinfónica. Poco antes de su publicación, cambió de opinión y la incluyó en la lista de sus sinfonías "propiamente dichas".

A pesar de su brevedad, la sinfonía atraviesa un paisaje considerable, pasando sin solución de continuidad por 11 secciones discretas marcadas con tempos diferentes. En un ensayo publicado en 1939, el analista musical Donald Francis Tovey comparaba la escucha de la Séptima de Sibelius con la sensación de volar en un avión. "Un aeronauta llevado por el viento no tiene ninguna sensación de movimiento, pero los dirigibles de Sibelius son lo suficientemente espaciosos para que los pasajeros bailen si quieren. ... Se mueve en el aire y puede cambiar de ritmo sin interrumpir su movimiento". El compositor, siempre reacio a "explicar" sus piezas, dijo lo siguiente: "Alegría de vivir y vitalidad con pasajes appassionata".